dijo la cabra:

saber mirar es como hacer fotos sin cámara,"mírame"

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Trompetillas,la pequeña maquinista pelirroja del trenecillo minero del mar.

De pequeñilla su padre le regaló un trenecillo,su juguete mas preciado, si no el único que sus ojillos verdosos podían ver entre los pocos mas que poseía. No era un tren convencional, era un trenecillo igual que los trenecillos mineros que cargan el mineral de las minas para transportarlos. Su padre minero y conductor de estos trenecillos decía que su hija era pelirroja porque había absorbido todo el cobre que el había tragado en sus viajes cortos de la mina al lavadero de mineral,y que sus genes lo habían asimilado para transmitir su color.Él fue el que empezó a llamarle "trompetillas", como si estuviera trazando su destino con ese nombre. Como cuando se le pone título a una historia real; y por dos razones. Cuando era bebé siempre hacía trompetillas con la saliva y porque cuando tenía dos años la llevó a la mina para darle un paseo en el trenecillo y justo al salir del túnel hizo sonar el pitido de la máquina como siempre hacía, y ella en vez de asustarse empezó a imitar ese pitido a la vez que su pelo cobrizo se iluminaba con el reflejo de la luz del sol que rebotaba en el mar. Esa sierra minera asomaba al mar.
Un día su padre mientras la veía jugar con el trenecillo se limitó a escucharla, y escuchaba como subía pasajeros al tren y les decía " a ver preparen sus pasaportes" y veía como ella le ponía la mejilla a los pasajeros ficticios a los que se los pedía. Y decía "adelante y agárrense". Después emitía un sonido como de trompetilla que a su padre se le caía la baba...
Miguel conmovido le preguntó que a qué jugaba.
Ella después de emitir otro pitido, lo miró y le dijo:
-Pues hago lo mismo que tú...conducir un trenecillo.
-¿Pero y el pasaporte?- Replicó el padre.
Entonces ella, a sabiendas que el padre no entendía nada de su juego empezó a explicárselo:
-Papá, yo hago como tú, tu transportas minerales que parecen que no sirven mientras los transportas pero cuando llegan a su destino se convierten en materiales muy valiosos para la humanidad.
Yo subo a pasajeros soñadores en el tren con sus valiosos sueños, entonces les pido su pasaporte para que sus sueños lleguen a buen destino. Sus pasaportes son un beso en mi mejilla...entonces yo miro al mar y se si son pasajeros que pueden montar en mi trenecillo. Después los voy dejando en sus paradas y regreso a casa a sabiendas que hago un buen trabajo.
El padre atónito le dijo que él cuando ella nació ya se había montado en el trenecillo que ahora ella conducía.
Ella simuló un pitido de trenecillo minero al igual que lo hizo cuando tenía dos años e invito a su padre a dar otra vuelta.

 

jueves, 6 de noviembre de 2014

Los peces barba y los peces piedra

Creía que en la sombra de aquella cala dormiría placidamente, pero al cabo de dos horas sus propios sentimientos de paz no le dejaban descansar. Le arrebataban ideas sobresaltantes su paz.
Salió de la sombra que le proporcionaba un saliente de roca y caminó hacia la orilla. Una vez allí mojó sus pies y empezó a buscar piedras planas. Cogió como media docena ( en esa cala no era dificil encontrarlas) y empezó a lanzarlas a la mar con tal estilo que las hacía rebotar como unas veinte veces antes de hundirse al fondo.
Mientras las lanzaba pensaba en muchas cosas, era como una distracción que le devolvió la paz. Pero de nuevo le llamó la atención los sobresaltos que daban las piedras elegidas por él.
El mar tenía ese verde, ese verde mar que se ve tras las lluvias de otoño. El sonido de las olas arrastrando la arena de un lado para otro le recordaba a su corazón, hecho de soplidos de cielo azul con verde mar.
Marinero de sus piedras lanzadas que por instantes rebotaban en un verde mar, buzo en su corazón intentando salvarlas.
Adrede suspiró, apretó el puño con un montón de arena. Suspiró de nuevo y se bañó.
Mientras se bañaba buceó, abría los ojos y veía un fondo de arena blanca...entonces vio un "pez piedra" y un "pez barba".
Los peces barba eran los que su abuelo mencionaba cuando era pequeño para demostrarle que no tenía que tenerle miedo a la mar, contándole que eran peces que le hacían cosquillas con sus barbas dándole la bienvenida al baño.Sobre los peces piedra le contó que eran peces que simbolizaban las cosas que habías amado y amabas en el recuerdo y que a veces se hacían pasar por piedras posándose en la orilla para que los lanzaras y volvieran a revivir de alguna manera y que por eso la gente lanzaba piedras sin saberlo.
Vió un pez piedra que no lo había lanzado el, y era un pez piedra de un verde mar y un...que le atrajo muchísimo,se sumergió y lo rescató. Era una piedra preciosa que ahora guarda en la pecera de su corazón.
Al salir del verde mar con el pez piedra en la mano un pez barba le acarició la barriga que le produjo ese entrañable cosquilleo del amor.